Once años

By Yanina Bellini Saibene

June 11, 2023

Los hijos, de Eduardo Galeano

Hace once años, en Montevideo, yo estaba esperando a Florencia en la puerta de la casa.

Ella era muy chica; caminaba como un osito. Yo la veía poco. Me quedaba en el diario hasta cualquier hora y por las mañanas trabajaba en la Universidad. Poco sabía de ella. La besaba dormida, a veces le llevaba chocolatines o juguetes.

La madre no estaba aquella tarde, y yo esperaba en la puerta de la casa el ómnibus que traía a Florencia del jardín. Llegó muy triste. No hablaba. En el ascensor hacía pucheros. Después dejó que la leche se enfriara en el tazón. Miraba el piso. La senté en mis rodillas y le pedí que me contara. Ella negó con la cabeza. La acaricié, la besé en la frente.

Se le escapó alguna lágrima. Con el pañuelo le sequé la cara. Entonces volví a pedirle: “Andá, decime”

Me contó que su mejor amiga le había dicho que no la quería. Lloramos juntos, no sé cuánto tiempo, abrazados los dos, ahí en la silla.

Yo sentía las lastimaduras que Florencia iba a sufrir a lo largo de los años y hubiera querido que Dios existiera y no fuera sordo, para poder rogarle que me diera todo el dolor que le tenía reservado.


Hace 11 años quedaba embarazada por primera vez. Fue un embarazo deseado y buscado.

También fue un embarazo demorado porque quería cumplir un par de sueños antes de convertirme en madre, sabía que cuando tuviera un hijo mi vida cambiaría para siempre, aunque nunca, nuca imaginé que cambiaría de la forma en que lo hizo.

En Junio de 2012 nacía Ana, mi primera hija y hoy, también hace 11 años atrás, Ana moría.

El embarazo fue complicado desde el inicio, estuve entrando y saliendo del hospital durante los cinco meses que duró, tomando todas las medidas para poder llevar el embarazo a buen término. Pero no pudimos. Ana fue una bebé prematura extrema. Sus chances de vivir eran casi inexistentes y a pesar de eso vivió un par de días (me gusta pensar que ese desafío hacia lo que se suponía que sería capaz de lograr lo heredó de mi).

Siempre pienso en ese cuento de Galeano y pienso que en mi caso, no solo Dios existió y no fue sordo, si no que me contestó que si y cumplió. Me dio a mi todo el dolor que tenia reservado para ella.

Escultura llamada melancolía, con una persona sentada con un hoyo en el pecho y su cabeza gacha mirandose ese hueco

Escultura Melancolía de Albert György

“Puede parecer que seguimos con nuestras vidas como antes. Puede que incluso tengamos momentos de alegría y felicidad. Todo puede parecer ‘normal’. Pero esto, este Vacío es lo que todos sentimos… todo el tiempo.” - John Maddox.

Posted on:
June 11, 2023
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3 minute read, 448 words
Tags:
Español Familia
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